Capitulo 7

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 Haru golpeó su cabeza contra la espalda de Satoru soltando un ahogado "Ahg" en quejido, él sonrió sintiéndola, se había acostumbrado a no tener infinito activado cuando sentía que ella iba a acercársele, el contacto físico parecía algo necesario ya que buscaba cualquier excusa para estar cerca de él. El albino la había llamado temprano aquel día queriendo llevarla a desayunar, a lo que ella a grandes esfuerzos se levantó y agarró las prendas más cómodas que encontró, unos joggins y un hoddie ambos color cemento, ni loca estaría tan temprano a la mañana con algo que aprisionara su cuerpo.

Los días se habían vuelto más frío, cosa que les agradaba a ambos. Aunque todavía no había ocurrido nada entre ellos ni un beso, disfrutaban de estar con el otro. En el parque se sentían los rayos del sol de la mañana con el clima fresco.

Haru empezó a hacerse de la idea que quizás...él sólo la llegaba a ver como una buena amistad.

A pesar de la capacidad para ser directo, y abierto con sus sentimientos, Satoru tenia claro lo que quería con Haru, pero no quería arriesgarse todavía, al menos no todavía. Ya llevaba teniendo 2 meses en su vida a Haru y si quiera la existencia de la posibilidad que ella no estuviera un día más, por primera vez en mucho tiempo le producía ansiedad.

Satoru sintió un escalofrío recorrerle cuando sintió los brazos de Haru rodearle y un calor crecer en su pecho, frotó su mejilla contra su ancha espalda.

— ¿Por qué eres taan cómodo?

La risa entre dientes que soltó Satoru retumbó dentro de él con vibraciones que Haru podía sentir.

— Dices eso solo porque quieres que te lleve cargando de regreso. — Dijo llevando un brazo para atrás agarrándola para atraerla hacia él y abrazarla correctamente.

Haru levantó su cabeza y apoyo su mentón contra su duro pecho, haciendo un puchero con sus labios. Satoru bajó la vista, no estaba preparado para las ganas inmensas de besarla vinieron a él al verla así, ¿Cómo podía tener tanta luz siendo simplemente...ella?

—No, no es solo por eso.

— ¿No?¿Y por que es, si se puede saber? —Cuestionó con una sonrisa juguetona.

Haru miraba a Satoru con un brillo en sus ojos que no paso desapercibido por el hechicero. Primero observó sus cejas de aquel color ceniza, pobladas pero prolijas, su recta y masculina pero delicada nariz, sus ojos, de aquel azul claro que la hacían perderse cada vez que los veía.

¿En que estará pensando?, pensó Satoru.

Haru recordaba el día que logró por primera vez que se los quitara las gafas para ella, fue cautivador. Se encontraban una tarde en el sillón del departamento del albino que parecía todo un piso de lo grande que era. La espina de la curiosidad se clavó en Haru por lo que insistió con que se quitara los lentes por un momento. Satoru se negó con una sonrisa, ella quería saber el por qué pero él apretaba los labios sonriendo y corría la cara mirando hacia el lado opuesto de ella. " Satoruuu" No la miraba, agarró la manga de su camiseta y lo tironeo un poco, "Vamos, Satoruu, quiero ver tus ojos" negó llevándose la mano a la boca intentando no reírse de la situación. NEGÓ SIN MIRARLA. Y LE DIO LA ESPALDA.

¿En serio la estaba desafiando? Que gran error.

Haru así como tenía paciencia, también era determinada. "Suficiente" el albino frunció sus cejas, confundido ante el comentario por lo que estaba por mirarla sobre su hombro cuando ella se incorporó apoyándose en sus rodillas en el sillón y se lanzó a la espalda del hombre, forcejeando un poco. Satoru comenzó a reírse desenfrenada mente, al no esperarse aquello, intentó pararse tuvo que hacer un poco más de esfuerzo porque ¡Se le había colgado de la espalda! En realidad para Satoru era nada el peso de ella sobre el, así que camino por el departamento, se sirvió un vaso de agua el cual tomo con toda la paciencia del mundo y se dirigió hasta su cuarto como si nada.

"¿Piensas bajarte?", preguntó, ella negó fervientemente aferrándose a su cuello,"Nuh huh". Satoru se acomodó al borde la cama de espaldas, dejando a Haru para tirarla. "Si no te bajas me tiraré sobre ti y te aplastare".

"Morir aplastado seria un precio justo pero luchare".Gojo no podía creer lo testaruda que era, pero quizás era mejor de lo que se imaginaba antes de conocerla. "¡No digas que no lo adverti, ricitos!

Ricitos... Así había comenzado a llamarla luego de que un día apareció en su departamento temprano y notó como su cabello secado al natural sin desenredar tenía ondas.

Haru sintió la caída y chilló cuando sintió el cuerpo aventarse pero el peso nunca impacto sobre ella. Abrió un ojo temerosa, encontrándose al albino, jocosa le sacó los lentes aprovechando la limitación de que él se apoyaba sobre sus brazos sobre ella, su sonrisa se desvaneció.

No anticipó lo que causarían esos ojos cuando los tuvo para ella, viéndola así. Ese azul claro mirándola con una suavidad con la que nunca antes la miraron, pensó ella que así se vería una mirada con adoración, su corazón se calentó en su pecho. Acercó suavemente las yemas de sus dedos acariciando alrededor, en sus párpados.

"Tus ojos..." Satoru la miró expectante a que siguiera hablando, mirándola intensamente, como sus celestes ojos lo estudiaban. " Son hermosos... de un color que nunca vi fuera del cielo o del mar"

Un color rosado tiñó las mejillas primero del albino ante tales palabras, no faltaban las personas que le hacían saber que sus ojos pero nadie se lo dijo de esa manera, como si fuera... todo un descubrimiento, haciéndolo sentir especial, pero no de la forma que el resto lo hacían. Fue en ese momento que su corazón decidió que no quería que esos ojos celestes dejaran de verlo nunca.

"¿Ya caíste totalmente enamorada de mi? Debo decir que fue mi haz bajo la manga todo este tiempo" Y ahí entraba el humor del albino para probarla, para él fue impredecible como ella empujó su rostro hacia un costado con su mano, para que no viera la vergüenza en su rostro al darse cuenta que pensó en voz alta "Puff, ¿Qué dices, anciano?"

"Oi, oi, Haruchan. Eres malvada.." Saturo se sentó con cada pierna a los costados de Haru, Satoru deslizó sus dedos serpenteando "¡No, Satoru!¡No te atrevas, juro que te mataree-!" Su voz se distorsiono cuando los dedos tocaron sus puntos débiles sacándole carcajadas y moverse como un gusano debajo de él intentando sacárselo de encima, el tiempo se detuvo para el hechicero cuando tomo sus manos escurridizas y las mantuvo a cada lado de su blonda cabeza.

Haru con bocanadas grandes intentaba recuperar el aire, sonriendo. Hace mucho no le hacían cosquillas, cuando abrió sus ojos, se paralizó.

La mirada de Satoru era intensa, pudo jurar que había deseo en ellos y algo más. Era como la canción Hallelujah, tu fe era fuerte pero necesitabas una prueba. Ella se estaba convirtiendo en su fe y la prueba de que alguien podía hacer temblar al más fuerte.

Tal vez si la hubiera besado ese día, ya habrían cruzado esa línea.

— Haru...— Ella le respondió con un "Mhm", Satoru observaba a las personas a su alrededor pasar por aquel parque, las familias, las parejas, los individuos solitarios. — Cuando estoy contigo no tengo que hablar mucho, eso me hace sentir a gusto.

— Para mí es todo lo contrario, Satoru. Cuando estoy contigo, sigo descubriendo que tiendo a hablar más.

Un silencio cómodo se produjo entre ellos, cada uno en sus pensamientos.

—Desde que era pequeña,—Rompió el silencio la de ojos celestes, suspirando antes de seguir. — Hablar con alguien siempre fue como una carga para mí y siempre sentí que no lograba encajar del todo y mucha gente en el camino me hizo sentir de esa forma, por eso mi grupo de gente es tan reducido pero curiosamente, contigo fue fácil desde el inicio.

— Soy privilegiado — Confesó Satoru llevando una de sus manos para poner unos mechones rebeldes de su rubio cabello que caían de su cabello recogido vagamente en una hebilla, detrás de su oreja, Haru solo podía tener sus ojos clavados en el, sintiendo la acción en cámara lenta. — Ojalá todo el mundo pudiera tener una Haru Masumi en su vida como yo.

Haru escondió su rostro contra su pecho de golpe.

— ¿Dije algo malo?

Vio como la cabellera rubia negaba sin despegarse.

—¿Quieres saber un secreto, Satoru?

Él inclinó su cabeza con total atención intentando ver su rostro cuando ella apoyó su oreja contra su pecho, no sabía porque la relajaba tanto sentir sus latidos. Lo que sí sabía era que no se animaba a decir aquello con esos pesados ojos viéndola, parecía que podían ver directamente a su alma.

Satoru notó como el aura de Haru, brillaba un poco más.

— Eres el hombre más dulce que he conocido.

Inconscientemente su pálida mano se aferro un poco más a la tela que cubría su cintura ¿Cómo podía controlar sus impulsos si la tenía ahí diciéndole esas cosas a él? Su silencio provocó que Haru se alejara un poco de él sin desprender sus manos detrás de su cintura, mirándolo inquieta, volviendo a encontrarse con esos ojos, estudiando la.

Satoru llevo una de sus manos a su mejilla acariciándola suavemente.

—¿Puedo contarte yo también un secreto?— Preguntó acercándose a su rostro, parecía que quería que acercara su oído a él — Acércate un poco más.. —Dijo como en un susurro. Cuando sintió como Haru se paró sobre las puntas de sus pies es que con su mano aún en su mejilla, direcciono los labios de ella hacia los de él.

Haru soltó un suspiro ahogado cuando sintió el contacto leve de sus labios solo una pequeña brecha aun separándolos, sentía como un cosquilleo en su vientre bajo y su corazón iba a 16.000 kilómetros por hora.

Besame, por favor. Rogaba internamente ella.

— ¡Masumichan! — Exclamó una voz femenina a unos cuantos metros de distancia en aquel soleado parque provocando que los labios del albino chocarán contra su mejilla ya que ella corrió su rostro y se alejo torpemente de Satoru, intentando recomponerse, buscando la dueña de esa voz.

Las cejas de Satoru se volvieron una línea fina, mirando con cara de pocos amigos al que interrumpió su avances. Si pudiera lanzarle un púrpura lo haría.

La culpable era Soo mei, quien se acercaba con una sonrisa, quien se lanzó a abrazar a su amiga. Haru suspiró y sonrió incomoda por la situación a lo que la morocha frunció las cejas confundida hasta que notó al hombre de 2 metros detrás de ella y le sonrio amistosamente.

— Soo mei, amiga de Masumi, un gusto. — Les dio una mirada a ambos y sonrió traviesamente— Por tu cabello blanco debo suponer que eres Gojo, el hombre detrás de Haru.

Haru quería estrangularla en ese momento ¿Cómo podía ponerlo en esa situación limite? Apretó los ojos con ansiedad por la respuesta.

Sintió una pesada mano apoyarse suavemente en su hombro, acariciándola con sus dedos de una manera imperceptible para el resto.

— Jaja, por supuesto. El que no lo estuviera es demasiado imbecil ¿No crees?

Haru abrió sus ojos, sorprendida. Notando la mirada se satisfacción en el rostro de Soo mei.

— Lo sería.

El teléfono de Satoru comenzó a sonar, desviando su atención al aparato. Yaga.

Satoru levanto la vista directamente hacia Haru.

—Me tengo que ir, me necesitan en el colegio ¿Te parece si te escribo más tarde?

—Okay — Aquella voz suave solo salía para él.

Satoru deposito un beso en su cabeza antes de despedirse y de decir "Soo mei" con un gesto con la cabeza.

Siguio la forma de caminar de Satoru, era un hombre elegante, Haru salió de su mundo cuando sintió como su amiga entrelazaba sus brazos.

— ¿"Okay"? — repitió burlonamente.

Haru carraspeo

— Shh, cállate 

— ¡Haruuu!¡ Eres la única de las dos con algo de romance en su vida! Debes contarme

Soo mei agitaba el cuerpo de Haru por su euforia.

— Esta bieeen, ¡Pero es la última vez que interrumpes un posible beso!