👁️🗨️lecturas: lecturas
Dos semanas habían pasado desde aquel último encuentro, Haru esperaba un mensaje que nunca llegó pero tampoco se animó a mandar. La desilusión se podía notar en su rostro, le había comentado superficialmente lo ocurrido a Soo mei a lo cual esta intento consolarla con que tuviera un poco de paciencia. Ella aunque tenía paciencia para muchas cosas, este no parecía ser el caso. Suspiró derrotada, rozando con la yemas de sus dedos algunas opciones de telas para su proyecto final de la universidad.
Se despidió con un agradecimiento del vendedor y le regalo una sonrisa gentil ya que estuvo acompañándola en la maldita indecisión que se cargaba para todo en su vida, eso la angustiaba.
La primer gota que cayó en su nariz provoco que mirara al cielo, notando las furiosas nubes grises las cuales tronaban advirtiendo a los transeúntes que llovería con fuerza. Al principio se apresuró a caminar refugiándose en los toldos de los locales pero cuando vio que la lluvia azotaba el piso decidió abrir su paragua y así poder cruzar prepararse para seguir.
Con una mano aferraba su bolso a su pecho para que se mojara lo menos posible y con la otra trataba que la lluvia no se llevara consigo el paraguas.
Es común que cuando la lluvia cae uno vaya ensimismado en no mojarse de más y refugiarse rápidamente sin prestar atención a nada, ah y que no te atropellen.
Pero para Haru fue imposible no notar a ese hombre de 2 metros de cabellera blanca mojándose en la esquina de la calle esperando a cruzar. Haru se mordió el labio, la indecisión volvía a azotar su vida, ¿Se acercaba a él o lo dejaba seguir?
Aquel día no era un día cualquiera para Satoru Gojo, se cumplían 9 años de la ausencia de Suguru en su vida y del camino que había decido tomar. La realidad era que no le importaba ya si la lluvia lo mojaba, no sentía energía para nada y patéticamente buscaba la manera que aunque sea la lluvia lavara esos sentimientos que le perseguían, mientras el agua se deslizaba desde los mechones que caían en su rostro. Era miserable la idea de querer volver el tiempo atrás y pretender saber lo que hoy sabía, no podía pedirle a su versión de 17 años que lo hiciera.
Lo tomó por sorpresa cuando percibió que las gotas de lluvia ya no chocaban contra su cuerpo, miró hacia arriba viendo un paragua color beige cubrirlo. Bajo su vista encontrándose con el rostro que menos esperaba encontrarse.
—¿Esta mejor así? — Preguntó suavemente Haru buscando mirarlo a través de sus oscuras gafas con su brazo extendido sosteniendo el paragua sobre la cabeza de él . El albino atinó a asentir, observándola en silencio, el sonido de la lluvia había pasado a un segundo plano. La de cabellos rubios parecía pensativa desviando sus ojos al frente, su nariz estaba un poco colorada por el cambio del clima. El corazón de Satoru parecía taladrar su pecho cuando volvió a conectar con los ojos de ella. Toma las riendas de tu vida por una vez, fue el pensamiento que impulso a Haru. —¿Estas muy ocupado? Porque podríamos ir a un café que conozco cerca de aquí y...estas empapado— Dijo revisándolo con preocupación en sus ojos, a lo que Satoru burlón le respondió.
—No sabia que te asustara mojarte con la lluvia.
—De hecho me encanta. Pero me pareció que esta vez necesitabas que alguien te cubriera de ella.
Aquella respuesta lo tomo por sorpresa y caló profundo en el corazón del Hechicero más fuerte.
—Me encantaría lo del café. — Aclaró sin hacerla esperar más a lo que ella asintió y le sonrió cálidamente, sus ojos achinándose levemente, pasando su brazo rodeando su codo, acercándola más a ella para que no se mojase mas e impulsándolo a seguirla...Cubriéndolo de aquella fuerte lluvia que buscaba azotar contra ellos y desnudar su alma.
あなたが現れてから人生には意味がある
Haru no iba a admitir que su brazo se estuvo acalambrando por la altura del hombre pero tenerlo cerca hacia que eso no importara. Una sensación de calidez llenaba su pecho cada vez que lo tenia junto a ella.
Ella lo miraba atentamente como el analizaba la carta, agradecía que el lugar tuviera algo de calefacción frotando sus manos contra la tela que vestía sus piernas desvío momentáneamente la vista por la ventana, cómoda.
Satoru levantó sin mucha obviedad su mirada de la hoja. El aura blanca que recorría el cuerpo de Haru vibraba con mucha tranquilidad alrededor de ella, a diferencia de las veces anteriores que se mostraban un poco más erráticas, capaz debía estar relacionado a sus emociones.
— Es la primera vez que te veo con el cabello recogido.
Haru reacciono ante el comentario viendo apenas sus ojos a través de esas gafas, era un poco molesto no poder ver sus ojos ¿Debía tenerlos puestos todo el tiempo? No seas imprudente, pensó.
— La verdad, son muy pocas las veces que suelo llevarlo suelto.
— ¿Por algo en particular? —Preguntó Saturo con interés.
Haru estaba por responderle cuando la mesera se acercó con un "¿Puedo tomar su orden?". Se sorprendió de la combinación pura de azúcar que pidió el albino, un batido de fresa junto con unos mochis y dangos. Ella simplemente pidió un latte con una porción de tiramisu, era amantes de las cosas dulce pero sufría de empalagarse.
—¿De que estábamos hablando?—Preguntó Haru con una sonrisa por el despiste, volviendo a verlo.
Satoru le regalo la misma sonrisa.
—Tu cabello.
—Oh, pues. Nunca antes había pensado en el por qué. —Se detuvo a pensarlo unos segundos antes de responder. — Creo... que es porque me brinda una sensación de control, el llevar el cabello suelto me pone un poco histérica y...desprotegida ahora que lo pienso ¿Un poco loco, no crees?
Intento quitarle importancia a lo que dijo riéndose levemente, corriendo sus ojos de él, paseando su mirada por la cafetería. A diferencia de Satoru que no podía despegar sus ojos de ella, con una mirada sincera, asombrado por escuchar su análisis, espero a que la mesera dejara sus órdenes frente a ellos y se retirara.
—No.—Haru enarco una ceja curiosa por lo que tenia para decir.—Que el cabello suelto te haga sentir desprotegida, no es algo loco. La forma en la que te sientes, es lo que nos define a uno como persona. ¿Sabes?, me fascina la forma en que analizas las cosas. Es muy... ¿Cómo lo diría?... Interesante. Y, para serte sincero, se me hace muy atractivo.
La forma de expresarse de Satoru era tan abierta y directa, cosa para la que Haru nunca estuvo preparada. Un cosquilleo se despertó en su pecho y una alegría en su corazón se instaló allí, por lo que se carcajeo levemente por consecuencia, revolviendo tontamente el azúcar en la taza con la cuchara.
— No pensé que te interesaría o que me considerarías atractiva en ese sentido.
—Oh, te sorprenderías.
Las siguientes 3 horas que transcurrieron ahí no las notaron pasar. En aquel lugar parecía no haber preocupaciones o estrés, sólo estuvieron allí disfrutando de su compañía y pasándola bien. Ambos tenían inconscientemente la sensación de como si estuvieran en un espacio en el que no hubiera límites, donde podían ser su verdadero yo. Incluso pidieron algo más para compartir.
Hasta Haru se encontró sorprendida de la capacidad de ese hombre para llevar la conversación y de hacerla reír, ninguno otro había logrado hacerlo con tanta naturalidad, incluso había veces que la hacían sentir una tonta e incluso terminaba vomitando cosas de ella por los silencios incómodos que se producían con esos sujetos.
Satoru se ofreció a pagar y ambos se retiraron del lugar, la lluvia ya había pasado, solo se mantenía el clima fresco y húmedo. Para su tranquilidad el hechicero insistió en acompañarla hasta su edificio.
— No me esperaba que fueras todo un Sensei, Satoru. Ahora entiendo el uniforme.
— ¿Qué puedo decir? Estoy lleno de sorpresas.
—Mhm.— Soltó con una sonrisa adornando su rostro — ¿Por qué Sensei? —Cuestionó con curiosidad girándose juguetona por un momento para verlo de frente caminando de espaldas.
Esa pregunta nadie se la había hecho antes. Metió sus manos en sus bolsillos antes de responder.
— Bueno...yo también fui estudiante y quiero poder darle a las nuevas generaciones una mejor forma a lo que yo experimente. Realmente crecí sin figuras adultas que me apoyaran o guiarán, quiero ser eso para ellos. Hacerles un poco más llevadero el camino a lo que fue el mío.
Haru lo escuchaba y miraba atenta, ahora caminando a un lado de él, dándole el lugar a que continuará hablando.
— Me encanta ver la satisfacción en mis alumnos al auto superarse. —Había un brillo en la voz del albino al hablar de eso—La enseñanza es la forma en la que puedo ver el impacto directo que puedo tener en el mundo, y de ver la diferencia que puedo hacer.
Sin darse cuenta ya estaban afuera del edificio de la de ojos celestes. Frente el uno del otro.
— Me parece muy honorable tu causa, Satoru. —Reconoció Haru.
¿Podía ser que el hechicero más fuerte del mundo se volviera tan dócil y maleable teniendo a esa mujer frente a él? Estaba tan agradecido con su aparición horas atrás, el como logró aliviarle las emociones abrumadoras que le producía el aniversario. Cada vez pensaba más que el universo conspiraba para que se encontrasen, el era consciente del tiempo que había dejado pasar de la última vez, pero también el trabajo lo mantenía ocupado.
Tal vez hubieran seguido ahí si el celular del albino no hubiera roto la burbuja en la que se encontraban. "Lo siento" dijo Satoru a lo que Haru hizo una señal en despreocupación e intento no incomodarlo buscando sus llaves en su bolso mientras el respondía, pero el no prestar atención era un poco...imposible.
Más cuando Satoru se frotaba la frente con sus dedos, en señal de frustración.
— Me encargare de eso ahora. Ijichi, dile a Megumi que me espere en lo que termino. Gracias.
El albino soltó un suspiro una vez que
finalizo la llamada, volviéndose a ella.
— Si tienes que ir, ve tranquilo. —Se apresuró a hablar Haru.
Carajo, el momento de las despedidas era lo que más nerviosa la ponían.
Satoru Gojo se acercó invadiendo un poco el espacio personal de Haru, el no quería irse, ¿Cuándo iba a ser el día que fuera completamente libre de su tiempo?
— Gracias por hoy
La forma en que lo dijo sonó tan intimo que la respiración de Haru se detuvo por un momento y sus ojos intentaban mantenerse fijos en los ojos de él a través de ese cristal polarizado y no bajar a sus labios.
— ¿Quieres que te devuelva tus cosas antes de que te vayas? —Aquello sonó como un susurro tembloroso, se maldijo a sí misma internamente.
Satoru sonrió de costado e inclino su cabeza a un costado como solía hacer. Recordó como Megumi había tenido un humor odioso al no encontrar sus zapatillas y él solo se limitaba a tomar un sorbo de su té asegurando que el no tenia nada que ver en eso, mientras lo escuchaba refunfuñar. Se carcajeo ante el recuerdo.
— Jaja, no te preocupes, ya tengo un plan maestro para que me devuelvas esas prendas de nuevo. No creas que me olvidaré de ellas tan pronto, de hecho, te daré la oportunidad de regresarme esas prendas... y también podríamos hacer algo divertido.
Eso significa que la quiere volver a ver. Quizás Haru podría a acostumbrarse a sentir ese calor inundando su pecho.
Asintió con una sonrisa.
—Esta bien— Lo siguiente tomó por sorpresa a la mujer cuando Satoru frotó su mano sobre su cabeza con calidez y esa sonrisa tan de él adornando su rostro...— Nos vemos, Haru.
Nos vemos, Haru. Se repetía en su cabeza desde la puerta de entrada sosteniendo sus llaves, viendo su figura alejarse.
Una vez sola, sin darse cuenta comenzó a dar pequeños saltitos y chilló de euforia por lo que estaba experimentando, se tapo la boca al darse cuenta, miro sus alrededor esperando que no hubiera ningún vecino cerca y se apresuró a abrir la puerta de entrada.
Comentarios
Publicar un comentario