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Capitulo 2


👁️‍🗨️lecturas: lecturas

 





2012 | Kyoto, Japón

Los mechones rubios de su cabello eran un desastre esa mañana, sus ojeras debajo de sus ojos estaban marcadas por las únicas 2 horas que durmió la noche anterior.

Haru ya tenia 17 años y ese día iba a ser la primera vez que se declararía al chico del que llevaba casi 6 meses enamorada. Su felicidad se sentía en el ambiente, tenía un aire renovado. Había pasado toda la noche preparando unos bombones de nueces con dulce de leche bañadas en glaseado, estaba orgullosa del resultado.

Decidió arreglar su flequillo y cubrir sus ojeras con un poco de corrector, colocó un ligero gloss en sus labios, aliso su uniforme y sonrió satisfecha frente al espejo.

Bajo apresurada las escaleras.

Tsuru, su abuela había preparado unas tostadas con un té negro para que desayunara pero como estaba ajustada con el tiempo alcanzo a dar un sorbo y a meter una tostada en su boca.

Acarició la cabeza de su hermanito de 11 años que desayunaba tranquilo ya que su instituto quedaba más cerca.

—¡Ittekimasu! (Ya me voy)—Anunció abriendo torpemente la puerta, con su mochila sobre su hombro pero sentía sus manos livianas. ¿Qué le faltaba?¿Qué le faltaba? Sus ojos se movían mientras intentaba recordar.

¡Los bombones!

Haru tenía esta cosa de ser muy responsable, solo...se dispersaba un poquito.

Unos suaves sonidos provenientes de un zapato repiqueteando en la parada de autobús denotaba la ansiedad de la joven. A veces le resultaba complicado cuando estaba por hacer algo que para ella era importante, quedarse quieta, sus pensamientos más internos parecían exteriorizarse de esa forma ¿Tener las uñas largas como otras chicas? Poco probable, se las terminaba mordiendo sin darse cuenta, de igual forma se arrancaba los cueritos de las uñas.

Cuando subió al autobús, se encontró con éste bastante lleno de personas. Necesito que esos bombones lleguen bien, pensó con pesar reflejándose en su rostro frunciéndose sus ojos por unos segundos. Los bombones los tenía en su mano, tratando que no se cayeran al tener que sostenerse con una mano del caño sobre su cabeza y con la otra sujetándolo. Los bombones debían sobrevivir los movimientos en vaivén del transporte, eso rogaba Haru.

あなたが現れてから人生には意味がある

—¡Ohayō!

Una jovencita de cabellos negros, ojos oscuros rasgados, saltó con efusividad sobre Haru abrazándola cuando ingresó en el salón, la rubia le sacaba casi una cabeza a la contraria. Reconociendo a su mejor amiga desde la primaria, Niri, sonrió permitiéndose relajarse.

— Ohayō, Niri

Haru apoyó sus cosas sobre el escritorio, discretamente buscaba con la mirada una cabellera negra. Niri viró sus ojos, no entendía como su mejor amiga podía estar enamorada de Kaito, un compañero con el que tuvo que realizar un par de trabajos. Estaba casi segura que el maldito abusaba de los sentimientos de Haru para que ella lo siguiera ayudando con las tareas.

—Niri —Llamó la atención, ésta levantó la vista encontrándose con una mirada que le puso los pelos de punta. —¿Crees que debería dárselo ahora o antes de irnos?

Los ojos le brillaban, nunca había visto esa mirada antes en su mejor amiga. Niri Kimiko deseaba que ella la pudiera ver de esa manera pero sabía que era imposible y aunque doliera en su corazón, lo iba aceptando.

Ambas miraban en la dirección en la que se encontraba el joven, hablando con su grupo.

—Mientras antes tengas una respuesta mejor. ¡Tu puedes, Masumichan! —Le dio ánimo en un susurro, dándole un pequeño empujón.

Haru inhalo aire, inflando su pecho y exhalando, tratando de dejar ir los nervios. Tomó en sus manos el paquete que preparo con un listón. Y en cuanto vio a Kaito salir del salón fue detrás de él, era su oportunidad.

Habían compartido los últimos meses la compañía del otro, el verano fue el momento donde más lo hicieron. Haru había había tomado un pequeño trabajo encargándose de la jardinería de la casa, el cual la madre del joven le había ofrecido y no dudo en tomarlo. Kaito con los días fue acercándose a ella, compartiendo pequeñas charlas, risas y helados.

—¡Kaito!

Haru se apresuró a llamarlo. Él se volteo apenas viéndola de costado, confundido por la interacción.

Cuando iniciaron las clases el muchacho se aparto un poco de ella, solo acercándose para que lo ayudara con las tareas, donde ella hacía el 90%, pero como bien dicen el amor es la peor ceguera, a veces había destellos del trato anterior, pero no eran mas que eso, destellos. Niri trato de hacerle ver esto pero Haru rechazaba la idea, así que solo podía acompañarla.

—¿Masumi?

Haru extendió el paquete hacía el de cabellos negros. Kaito arqueó una ceja.

—Yo...—Balbuceo, ¿Cómo se hacía aquello?, pensó ella. — Estos últimos meses disfrute mucho de tu compañía y me encantaría que hubiera más de eso. Quería decirte que yo...

Kaito recordó que día era aquel, 14 de Febrero, su cuerpo se puso tenso inmediatamente. El grupo de amigos al que pertenecía, justo salía del salón en busca de él, intercaló miradas entre el grupo que se detuvo al ver lo que ocurría y la chica frente a él.

—Estoy enamorada de ti, espero puedas aceptar estos chocolates que hice con tanto afecto.

Las palabras fueron expulsadas de los rosados labios y un silencio cubrió el pasillo. La miradas del grupo a espaldas de Haru causaban presión sobre el muchacho. Sean cuales fueran los sentimientos de él, la respuesta ácida que escupió en ese momento destruyó todo.

—¿No crees que tienes el autoestima demasiado alta para creer que yo sentiría algo por ti?

Los ojos que hasta entonces Haru mantenía cerrados esperando una respuesta, se abrieron conmocionados. Algo comenzó a pesarle en el pecho y su garganta se sentía aprisionada.

Kaito se acerco a ella rozando hombro con hombro, tirando el paquete con la palma de su mano antes de decir:

—No vuelvas a dirigirte a mi, huérfana.

Haru tenía la mirada perdida en algún punto entre algo y la nada, la risa que soltó el joven posterior a eso, caló profundo en el alma de nuestra pequeña. El grupo se alejo riéndose, todo parecía escucharse en un segundo plano, se agachó como podía a recoger el paquete donde habia puesto su corazon.

Niri salió al escuchar tanto escándalo, sus ojos se abrieron con la preocupación plasmados en ellos al ver a su mejor amiga sola levantando el paquete.

—¿Haru?

No se sentía capaz de mirar a nadie a los ojos. Niri tocó suavemente su hombro, Haru emprendió camino para ir a buscar sus pertenencia.

—Voy a irme a casa, Niri.

—Haru... Espera

Por un instante pudo ver como se intentan contener las lágrimas en esos ojos celestes pronto a desbordar, sabía que Haru no permitía que otros la vieran llorar. No quería dejarla ir en ese estado, pero no podía retenerla.

— Si preguntan, por favor diles que me dolía el estómago. —Pidió, dejando un beso en la cabeza de su amiga antes de desaparecer tras la puerta.

Aquel día que había empezado tan radiante, parecía culminar prematuramente de la peor forma.

あなたが現れてから人生には意味がある

Satoru suspiró frotándose el rostro, saliendo del establecimiento de Kyoto. Había tenido que ir a tratar unos asuntos con el director del Colegio Técnico de Hechicería. Estaba de más decir que su actitud más ácida y de repudio iba dirigida a ellos, a los altos mandos pero debía ser astuto.

Comenzó a colocarse las vendas blancas alrededor de sus ojos, rodeando su cabeza. Se acercó a una parada de autobús, donde enseguida pasaría a recogerlo Ijichi en el auto.

Una presencia a un lado de él le llamo la atención, una sensación que no experimentaba hace años. ¿Era ella?

Giro su cabeza hacia un costado, viéndola parada a un lado de el. Su corazón parecía dejar de latir en su pecho.

¿Por qué después de todos estos años reencontrarlos así y ahí?

Percibía de ella sentimientos parecidos a los de de aquella vez, pero con más intensidad, parecía haber un caos interno el cual no podía leer por completo, podía ver el rastro seco de lágrimas en sus mejillas y sus párpados inferiores hinchados.

Haru pareció sentir la mirada fija de Satoru, por lo que tuvo que levantar la vista ya que le quitaba mas de una cabeza de altura y se quedó observándolo en silencio. Cabello blanco como la nieve, una altura fuera del promedio de Japón, piel pálida. No podía ver sus ojos por la venda ¿Será ciego? Nunca había visto un ciego usar una venda, pensó.

—¿Estas bien? — Cuestionó Satoru, inclinándose un poco hacia ella con interés, analizándola pero ella no podría darse cuenta de ello. Era idéntica a las visiones que se presentaron en su cabeza hace años, pensó asombrado. Tal parecía que ella no lo recordaba.

Haru, abrió sus ojos atónita por la cercanía por los que carcajeo nerviosa. Y sus ojos se achinaron al sonreír suavemente, asintiendo.

—Si, solo un 14 de febrero no tan bueno pero a todos nos pasa.

Oh, ya veo, pensó Satoru irguiéndose.

—¿Chico? o ¿Chica? —La pregunta tomó de sorpresa a la jovencita por lo que sus mejillas tomaron un color rosado.

—Chicos, Señor. — Respondió firme. Satoru río ante tanta formalidad y metió sus manos en los bolsillos.

—¿Puedo preguntar que paso?—Satoru parecía mirar al frente pero era imposible que teniéndola al lado los seis ojos no estuvieran fijos en ella, tratando de absorber todo lo el conocimiento que pudieran.

Una extraña sensación de familiaridad y comodidad lleno su pecho, lo que permitió que Haru se abriera, de todas formas era un extraño que no iba a ver más en su vida ¿Verdad?

—Es una pequeña mierda—Opinó Satoru con desagrado. Haru asintió levemente y suspiró antes de hablar.

—Capaz si me engañe a mi misma después de todo. —Concluyó desviando la mirada, abrazándose a si misma, inconscientemente en busca de un poco de consuelo.

—El tema con las personas que recién están experimentando el amor...—Reflexionó Gojo, llamando nuevamente la atención de Haru —Es que no saben como realmente se ve, entonces es más fácil que los engañen...que vean cosas que no están ahí. Pero supongo que todos nos engañamos a nosotros mismos todo el tiempo.

Satoru intento aligerar el final, sonriéndole. De nuevo sentía esa calidez dentro de él que tiraba abajo todos esos escudos que el ponía tomando una postura arrogante e infantil.

—¿Sabe como se ve el amor real?

Satoru no esperaba esa pregunta. ¿El sabía cómo se veía el amor?¿Realmente alguna vez alguien lo amo? Sin ser el más fuerte. ¿El amó...siquiera a alguien?

—No...dudo que lo sepa.

Haru hincho sus mejillas y soltó el aire en un puchero, y lo miro, como si pudiera ver a través de la tela. Aquello causo ternura en Gojo.

—Creo que...aunque no viví un amor todavía, si no sientes que el corazón quiere explotarte del pecho cuando miras a esa persona ¿Cuál es el punto, no?

Satoru asintió levemente soltando un leve "Si" de sus labios, su cuerpo direccionado al de ella aunque hubiera una distancia. Una parte de él le pedía que buscara tener contacto con ella, volver a sentir o ver una pizca de lo de aquella vez para no sentirse un loco. Pero otro lado, quería ver como pasaban las cosas, sin que el intercediera.

Estuvieron un rato más conversando , mientras Haru esperaba el autobús y él a Ijichi, agradecía que el bastardo se retrasará. El hecho de que pudiera hacerla reír, removia cosas dentro de él que no sintió nunca o al menos no hace mucho tiempo.

Secándose una pequeña lágrima que se escurría por el costado de su ojo de la risa por el debate con Satoru, sobre que canción de Boyfriend era la mejor, si la de Justin Bieber o la de Big Time Rush, y que el tenía 99 razones que no lo respaldaban y cero dudas, que la de Justin, Haru se quedaba con la boy band. Haru apuntó a que el sería en potencia el que cantaría Baby en un karaoke.

Los ojos de Haru viajaron un momento a sus manos donde estaba todavía el paquete con los bombones que preparo. Una idea cruzo su mente, de golpe extendió sus manos a Satoru, lo cual el siguió con su cabeza.

—Solo tómalos, para que no se desperdicien. Son bombones de nuez con dulce de leche bañados en glaseado

Si no tuviera la venda, quizás Haru hubiese visto los ojos de Satoru brillar. El albino lo tomó en sus manos cuando el sonido característico del autobús llamó la atención de ambos, volteando a ver el vehículo acercarse.

La curiosidad ganó en Satoru.

—¿Cómo es tu nombre?

—Masumi... Masumi, Haru

—Haru..—Repitió probando el nombre en sus labios—No dejes que las malas experiencia que pueda ponerte la vida arruinen tu noble corazón.

Aquello dejo muda a la menor, ¿Cómo podía un desconocido asegurar que su corazón era noble?

—Lo digo por la experiencia de un amigo mío.

Dentro de ellos, realmente no querían que el momento terminara pero era un hecho inevitable. Haru debía volver a su vida y él también, él se cuestionaba el dejarla marchar así nomas, era un debate interno, no quería estar lejos de su presencia. Aunque, el no querría arrastrarla a los problemas del mundo de la hechicería y lo que conlleva relacionarse con el más fuerte.

—Creo que debo irme. —Fue todo lo que pudo decir y pensar Haru aferrándose a su mochila cuando el autobús frenó frente a ellos. Estaba pasando la tarjeta del transporte cuando recordó algo, no sabia el nombre del desconocido de cabello blanco. La joven corrió hasta una ventana del autobús vacío por el horario para nada concurrido, el cual arrancó lentamente. —¡Arigato... !

Haru esperaba que el dijera su nombre pero Satoru prefirió mantenerse en silencio creyendo que era lo mejor, despidiéndose con un movimiento con su mano y una sonrisa suave.

En ese instante, Ijichi frenaba frente a él mientras el autobús se perdía al final de la calle.




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