👁️🗨️lecturas: lecturas
Quería agradecerle a las personitas que estuvieron agregando a sus listas de lecturas, a las que siguen la historia, a las que votan y a las que comentan. Gracias por el apoyo y el amor que le dan a la historia.
Disfruten
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Haru le había pedido permiso a Kiyokosan para retirarse una hora antes del cierre para poder preparar todo en su departamento como había venido planeando esos últimos días, Satoru parecía sentir cuando ella tenia algo bajo la manga pero un suspiro se escapaba de sus labios al recordar que ese hombre era un poco distraído con algunas cosas.
Había comprado todo lo necesario para preparar un plato un poco mas rebuscado que lo que cocinaba normalmente. Yakisoba de camarones, un plato dulce, picante y lleno de verduras, fideos, camarones y salsa. Delicioso, complejo y fácil de hacer, consideraba que Satoru quedaría encantado por su sabor, era una vieja receta de su abuela a la cual llamo específicamente para obtenerla.
Al llegar las 21 horas se despidió de su jefa y camino apresuradamente, evitando que el pastel que encargo y llevaba en sus manos pudiera tener un final trágico antes de que su novio pudiera disfrutarlo, dios, tenia que llegar hasta su departamento que quedaba a unas 20 cuadras del local. Se había puesto como meta aprovechar cada minuto que tuviera. Además, debía decorar la sala de estar.
Ser detallista era agotador, pero amaba serlo para las personas que ocupaban su corazón, eso no era nada.
Jadeo pesadamente apoyándose contra su puerta de entrada una vez que entro, recuperando el aire de haber subido las escaleras hasta el 5 piso donde vivía, el ascensor llevaba 2 días descompuesto y hasta pasado mañana no lo arreglarían. Pura mierda que el irresponsable administrador no use bien el dinero recibía de los inquilinos, ah pero para cobrar era bien rápido, pensó Haru apoyando el pastel en el desayunador, dándole una mirada rápida a la cocina-living-comedor de su departamento.
—Bien, manos a la obra.—Se dijo a si misma aplaudiendo como motivación y arremango su camiseta hasta los codos.
Cuando dieron las 23, ya tenia resuelta la comida y la decoración: un cartel plateado que decía feliz cumpleaños y unos cuantos globos con confeti plateado que inflo con un poco de helio y otros cuantos que tiro por el piso, los que mas le gustaban eran los globos del numero 28.
Preparo la mesa donde puso un mantel y un caminito que solo usaba en ocasiones especiales y coloco unas velas que olían a canela que Soo mei le supo regalar, eso debía generar un ambiente cálido para la cena. Y lo que mas le encantaba era el ramo de ciruelo que decoraba el centro de la mesa que le consiguió Satoru, significaba mucho y el había tenido ese gesto tan hermoso con ella, una calidez embriago su pecho ante el recuerdo...
Algunos días atrás.
Haru sostenía la mano de Satoru mientras caminaban esa tarde tranquilos. Era uno de esos días donde se podían permitir verse sin que sus estudios o trabajos se interpusieran. Si a Haru le hubieran dicho a principio de aquel año que conocería a la persona que se volvería tan importante para su día a día, de la cual no quería estar lejos ni una hora del dia, si eso fuera posible, seguro se hubiera reído porque ella definitivamente no tenia suerte cuando se trataba del amor, o eso creía hasta que apareció él.
El albino se percato como ella estaba perdida en sus pensamientos por lo que apretó suavemente su mano, demostrándole que el estaba ahí con ella y un implícito "¿Estas bien?" a lo que ella volviendo en si, lo miro y le regalo una sonrisa cálida antes de asentir.
Un extraño pero familiar y entrañable olor lleno su olfato. Árbol de ciruelo.
Un recuerdo se desbloqueo en su mente de ella pequeña jugando por un campo soleado lleno de aquellos arboles de ciruelo. Sus padres seguían en ese recuerdo.
Y el sentimiento de nostalgia apretujo su pecho.
—¿Amor?—Pregunto Satoru, al sentir como los pies de Haru se detuvieron.
—Yo...tuve un recuerdo que realmente no tenia presente. Donde estaba con mis padres en el lugar donde vivía de pequeña.— Esos ojos azul claro la miraban con tanta atención, el sabia ya la historia de como estos murieron hace muchos años y como en ocasiones los necesitaba tanto. Ella sacudió su cabeza restándole importancia — Fue por el árbol de ciruelo, su olor. — Aclaro señalando hacia arriba, lo cual el siguió con sus ojos. Haru noto como el gorro de lana se levantaba un poco dejando sus orejas descubiertas. —Ven, aquí.
El albino no entendía al principio pero se encorvo igual. Con sus delicadas manos, tomo los costados del gorro y lo acomodo correctamente, tapando sus orejas del frio y acariciando por sobre la tela las mismas, una vez hecho.
Haru no se percato de la mirada llena de sentimiento que el adulto le dedicaba. Ella lo tomo por las mejillas y sus celestes ojos se achinaron por sonreír. Satoru notaba como sus mejillas se parecían a las de un conejito cuando lo hacia, Haru deposito un beso fugaz sobre sus labios.
Satoru anhelaba quedarse en esos momentos toda la vida si fuera posible. Hace mucho no experimentaba tanta estabilidad como cuando la tenia junto a el, solo con una persona supo sentirla pero había sido hace tanto tiempo, cosa que la dependencia que estaba desarrollando a Haru lo inquietaba en algunos aspectos, después de todo el no era muy libre por mas que pareciera que si. Aunque la idea de desprenderse de este sentimiento de seguridad no era una opción por mas egoísta que sonara.
Una idea paso por la mente de Satoru, luego de que caminaron unos metros mas. Le pidió que lo esperara un minuto. Haru lo miro confundida viéndolo volver por donde vinieron, sus ojos se abrieron cuando él se estiro a romper unas ramas finas, era cómico ver como el árbol se sacudía un poco, lo que la hizo reír por lo adorable de la situación.
¿Qué pensaba el loco este?
Se tapo con ambas manos su boca cuando volvió hacia ella con el ramo de las flores del ciruelo, hasta ella y se lo entrego.
—Te amo.—Soltó como si fuera la ultima vez que pudiera decirlo.
Haru le acaricio la mejilla con afecto.
—Te amo, Sol.
El apodo lo tomo por sorpresa al albino, sintiendo su estomago retorcerse y a su corazón acelerándose.
—Estas colorado ¿Estas bien?
Oh,eso era el calor que provenía de sus mejillas...
—S-si, estoy bien— Respondió soslayadamente—¿Tienes hambre?— Pregunto cambiando de tema tomándola de la mano para que lo siguiera, ella asintió contenta todavía con la atención en lo que tenia en sus manos.
Haru asintió con satisfacción viendo su trabajo. Debía apurarse en prepararse ,solo debía arreglarse a si misma, aprovecho de mandarle un mensaje a Satoru antes de irse a bañar.
あなたが現れてから人生には意味がある
Satoru suspiro sentado, mirando la pila de archivos sobre su escritorio, tocando su mentón pensativo. Había estado todo el día revisando algunos de los archivos de hace 17 años sobre el macabro hecho.
Todavía tenia un sabor amargo en su boca por la noticia de lo que había ocurrido. No era una joven muy extrovertida pero tenia potencial...
Tomo entre sus manos, el ultimo archivo que le quedaba, lo abrió cuando su teléfono sobre el escritorio se ilumino por una notificación llamando su atención.
Haru. "Sol, ¿Estas viniendo?" leyó el mensaje, 23:30, estaba por responder que si, que pronto estaría pero cuando volvió a ver el archivo en su regazo, suspiro antes de escribir. "No amor, voy a demorarme un poco. Estoy con un poco atorado con papeleo que me dejo el director".
Miraba pensativo el chat, odiaba tener que mentirle pero era por su seguridad, mientras menos supiera menos riesgo correría, al menos eso pensaba. Era lo único bueno que tenia esos días, su único cable a algo tan mundano. Si fuera por el en ese momento dejaba todo y corría al calor de su novia pero al menos debía lograr un avance.
Dejo el celular en el escritorio y se dispuso a leer, hasta que una información sobresalió de lo que estaba leyendo.
Se deja asentado mediante esta acta que se reporto un único sobreviviente del Clan Doremi de 300 fallecidos tras el Incidente del Distrito de Fujinomiya a manos del Clan Urami en Abril del 2002. Osamu, Hiroshi. Chaman, sexo masculino,35 años. El reporte medico asegura que sobrevivirá a pesar de las heridas graves, mediante a la técnica de maldición inversa es que se recupero su pierna pero quedara con secuelas tras la gravedad.
A continuación se detallara el relato del sobreviviente.
Tres toques en la puerta de su oficina, lo hicieron levantar la vista. Hace rato había sentido la energía maldita aproximarse y de quien provenía.
— Gojo Sensei ¿Sigue aquí?
—Isagi. —Dijo en modo de saludo a su alumno y cerro el archivo en sus manos, siguiendo como este se sentaba del otro lado, frente a el.— Es tarde ¿Necesitabas algo?— pregunto, a lo que este asintió dudosamente mirándolo, aunque no pudiera hacer contacto visual por la venda negra.
—Si, yo...necesitaba un ¿consejo?— Satoru asintió lentamente, dándole lugar a que continuara.
El hechicero no se consideraba el mejor dando consejos pero de algo debía servir tener la edad que tenia, en ocasiones cuando Satoru se lo cruzaba o en sus clases se cuestionaba en algunos momentos cuanto iba a durar lo separado que tenia lo suyo con Haru de Isagi.
— Recuerda que alguna vez le comente que tenia una hermana y que ella no sabe lo que realmente hago.— Comento el rubio jugando con sus dedos, soltó el aire que no se dio cuenta que estaba reteniendo.— Ella realmente se preocupa por mi y yo noto como le duele la distancia que pongo entre nosotros... ¿Soy mal hermano por hacer lo que hago?
Que pregunta y en que momento tenias que hacerla Isagi, pensó Satoru. Provocando un dilema dentro de el. ¿Cómo podría decirle que no, que no estaba bien mentirle a la persona que mas los quería y que encima ellos engañaban a la misma persona? Carajo no, era un niño de 16 años y el le ocultaba que estaba con su hermana, pero entendía tanto el sentimiento.
Era su momento de suspirar.
— Si, es importante ser honesto con la gente que amamos y tener una comunicación abierta.—Empezó diciendo, notando como las cejas de Isagi se fruncían por sentirse afligido al tomar conciencia que el no lo estaba siendo.— Sin embargo no, no eres un mal hermano...a veces debemos tener cuidado con lo que decimos para protegerlos. Solo tú sabes qué es lo mejor para tu hermana.
—Todavía no estoy seguro de qué hacer. No quiero hacerle daño a mi hermana, pero a la vez me preocupa la idea de decirle algo que pueda ponerla en peligro. ¿Cómo puedo estar seguro de que la decisión que tome es la correcta?
—Comprendo que no sea fácil decidir qué hacer, Isagi.—El tampoco sabia cual era la mejor opción para Haru, hacia lo que creía mejor. —Recuerda que no hay respuestas fáciles, pero lo más importante es seguir tu corazón y hacer lo que creas que sea mejor para tu hermana y estar en paz con lo que decidas. Si crees que ocultarle información a tu hermana es lo mejor para ella, entonces debes seguir tu instinto.
El menor asintió con una sonrisa suave de confort confiando en Satoru. La presencia de Satoru Gojo para Isagi representaba seguridad y tranquilidad, confiaba ciegamente en el hechicero tan poderoso y experimentado que era el albino. Además de sentir gratitud y admiración hacia el, se sentía tan privilegiado de poder ser su alumno y aprender del mejor.
Un pequeño silencio se hizo entre ellos dos. Satoru sumergido en sus pensamientos, la realidad es que no podía permitir que Isagi se abriera completamente con Haru sobre su verdad como hechicero. Porque a parte de involucrarla, lo que el ocultaba saldría a la luz como daño colateral y el realmente quería mantener lo que tenia con su hermana, no quería soltar eso pequeño que le daba una sensación de mundano y ordinario, lo que le daba una pequeña sensación de estabilidad.
Isagi se levanto para marcharse y se dirigió hasta la puerta, volteo a verlo antes de salir para despedirse. Gojo lo siguió con la cabeza.
—Creo que ya debo irme a dormir. Gracias, Sensei— Agradeció con sentimiento.
—Isagi— Lo detuvo la voz de Satoru.
—¿Si, sensei?
—Creo que ocultarle la verdad a tu hermana seria lo mejor, como bien sabes es un mundo muy peligroso para que se vea involucrada. De todas formas, tómate el tiempo que necesites para reflexionar y si quieres hablar más sobre esto, sabes que puedes confiar en mí.
Confiar...
Su alumno asintió con una sonrisa y salió por la puerta.
Cuando Satoru sintió lejos la energía de Isagi, volvió a enfocarse en el archivo.
Y la hoja que le seguía estaba rasgada.
—¿Que?— Se pregunto en voz alta descolocado, alguien había manipulado el archivo. Carajo.
Tomo su teléfono para hacer una llamada.
—Mei Mei, necesito que hagas un trabajo.
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